Tercerizaciones bajo la lupa: el eslabón más débil ya no está dentro de tu empresa

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 En un contexto cada vez más interconectado, las organizaciones dependen de un ecosistema de socios, proveedores, agencias y servicios tercerizados para operar con eficiencia y escalar rápidamente. Sin embargo, esa agilidad también puede convertirse en una fuente crítica de riesgo.

¿Por qué los terceros representan una amenaza creciente?

Porque muchas veces tienen acceso parcial o total a los sistemas, datos o procesos de la empresa, sin estar sujetos a los mismos estándares de ciberseguridad. Ya no se trata solo de proteger tu perímetro: ahora, tu seguridad depende también de la de tus aliados.

Algunos ejemplos comunes:

  • Un proveedor de IT con acceso remoto al core del negocio.
  • Una agencia de marketing con credenciales para plataformas corporativas.
  • Un servicio de RRHH externo que gestiona datos sensibles de empleados.

Casos reales que encendieron las alertas

Durante los últimos años, empresas líderes a nivel global han sufrido brechas significativas originadas en terceros:

  • Filtraciones de datos personales por errores de configuración en plataformas tercerizadas.
  • Ataques de ransomware que se propagaron por accesos comprometidos de proveedores.
  • Robo de propiedad intelectual a través de cuentas externas mal protegidas.

¿Qué deberían preguntarse hoy las organizaciones?

  • ¿Tengo mapeado qué terceros acceden a mis entornos digitales?
  • ¿Se evalúan sus políticas de seguridad antes de integrarlos?
  • ¿Reviso periódicamente sus accesos y niveles de privilegio?
  • ¿Hay cláusulas de ciberseguridad en los contratos?

Hacia una gestión de riesgo de terceros más madura

La tendencia internacional apunta a fortalecer los programas de Third-Party Risk Management (TPRM) con un enfoque preventivo y dinámico. Algunas buenas prácticas incluyen:

  • Auditorías periódicas a proveedores críticos.
  • Revisión contractual de aspectos de seguridad, confidencialidad y respuesta ante incidentes.
  • Políticas claras de onboarding y offboarding de terceros.
  • Monitoreo continuo de accesos y comportamientos inusuales.

¿Cómo pueden las empresas protegerse?

La gestión de terceros ya no puede tratarse como un tema administrativo: requiere una visión estratégica, integrada y dinámica.
En ese camino, cada vez más organizaciones están fortaleciendo sus capacidades internas con prácticas de gobierno, control de accesos y evaluación continua de riesgos.

  • Governance, Risk & Compliance (GRC): para implementar procesos formales de gestión de riesgos, cumplimiento normativo y clasificación de datos compartidos.
  • Identity Management: para gobernar los accesos de proveedores externos, auditar privilegios y asegurar el principio de mínimo acceso.

En ciberseguridad, confiar ya no es suficiente: hay que verificar.
Y eso empieza por saber quién está realmente dentro de tu red.